En pleno debate sobre el uso del velo islámico en los colegios me he leído el libro de Reyes Monforte "Un burka por amor".
Este libro no puede dejar a nadie indiferente, es la historia real de una mujer española que, por amor, es capaz de vivir en Afganistán durante la revolución talibán, ponerse un burka y anularse como persona.
Dejando a parte el gran esfuerzo que esta mujer hizo por su marido (una preciosa historia de amor que no tiene límites) quiero analizar un poco lo que cuenta, cómo era la vida en Afganistán y cómo cuenta que tratan a la gente, en especial a las mujeres, desde el punto de vista de una mujer europea, acostumbrada a las costumbres que aquí tenemos y a la sociedad que ha ido evolucionando a través de los años.
Quiero pensar que la historia está adornada para darle mayor dramatismo a la novela y que la vivencia no es del todo real porque no creo que una persona pueda soportar tanto sufrimiento, tanta tensión y le queden ganas de levantarse día tras día sabiendo lo que le espera.
El libro cuenta la historia de una chica española (María) que vive en Londres y se enamora de un compañero de trabajo de origen afgano (Nasrad), se casan y se queda embarazada, con esto ella cree haber encontrado la felicidad. Tras otros detalles en los que no vamos a entrar (no es mi intención desvelar todo lo que cuenta el libro) viajan a Afganistán para visitar a la familia de Nasrad y en cuanto bajan del avión comienzan las complicaciones. Al pasar la frontera desde Pakistán son víctimas de un robo y se quedan sin dinero ni equipaje y lo más importante: sin documentos. Esto hará que se complique sobremanera la salida del país y por tanto deban quedarse allí no días, sino meses, incluso años.
A partir de ahí cuenta la triste historia de una mujer anulada, una mujer con inquietudes y acostumbrada a vivir en un mundo de igualdad, a tener su trabajo y sus ideas, que tiene que esconderse tras un burka, pisarlo y ahogarse debajo de él sin posibilidad de quitárselo para coger aire siquiera porque nadie puede verle la cara. Cuenta cómo en ese país las mujeres no importan, solo sirven para trabajar en casa, deslomarse y atender a sus maridos, que tampoco viven en buenas condiciones.
Describe escenas terribles de mujeres maltratadas, violadas y apedreadas por el simple hecho de salir a la calle sin la compañía de un hombre o porque una ráfaga de viento mueva su burka y una parte de su cuerpo quede al descubierto. Un país donde las mujeres no tienen derecho a sanidad y tienen que dar a luz a sus hijos en casa, con la poca ayuda que les puedan prestar sus familiares (mujeres, por supuesto) y con el peligro de abortar, desangrarse o coger infecciones. Todo ello porque un hombre no puede ver a una mujer y una mujer no puede ser médico.
No sólo las mujeres sufren el régimen talibán, también lo hacen hombres que no cumplen normas absurdas como llevar barba con una longitud adecuada, pueden llegar a morir por eso.
Después de leer este libro no me quedan dudas, no puedo aceptar que las niñas lleven el velo al colegio. No es intolerancia, no es lo mismo que llevar un tipo u otro de ropa, el problema es lo que el velo representa y no puedo estar de acuerdo con ello, no puedo viviendo en un país en el que se reconocen los derechos y libertades de las mujeres exactamente igual que los de los hombres, aquí no tenemos que ocultar nada, no tenemos que taparnos el pelo, la belleza de una mujer no tiene porqué ser escondida. Todos los seres humanos son iguales, nadie debe de someterse a nadie, por tanto no se puede llevar un símbolo que indique tal cosa.
No me vale el argumento de la religión, no hay ninguna ley islámica que obliegue a la mujer a llevar el velo, si fuese un símbolo únicamente religioso también debrían llevarlo los hombres y no es así.
Os invito a leer este libro, da mucho que pensar y sobretodo para ver la suerte que tenemos de haber nacido aquí, porque nadie decide dónde nace y es algo que, desgraciadamente, condiciona la vida de una persona, a veces no sabemos hasta qué punto.