lunes, 23 de agosto de 2010

Visita a Atenas

Este mes de agosto he estado unos días por Grecia, pasando un poco de calor, no lo voy a negar, pero ha merecido la pena. Es un país digno de visitar y me ha quedado, por lo menos, otra visita pendiente para hacer excursiones por el Peloponeso, que por lo visto debe de ser precioso y no te tenido la suerte de recorrerlo esta vez.
Este post se va a centrar en Atenas, una ciudad que a la vez que me ha gustado también me ha decepcionado. Es increible el contraste de unos barrios con otros y es una pena como están conservados la mayoría de ellos.
La primera impresión que tuve de Atenas no fue buena, el hotel estaba cerca de la plaza de Omonia, segunda plaza de Atenas (aún no entiendo porqué) y el ambiente que se respira por esa zona es bastante malo, tan pronto te encuentras gente pinchándose en el césped (a plena luz del día en una calle principal) como ves un grupo de policías armados y con chalecos antibalas. Esa zona no inspira mucha confianza y las calles aledañas más de lo mismo, calles feas y descuidadas, con alcantarillas levantadas, sucias, en general poco cuidadas.
Todo esto cambia totalmente en las calles del centro, la plaza Syntagma y sus alrededores, la zona del Acrópolis, el barrio de Plaka y Monastiraki, nada tiene que ver con el resto de la ciudad. Merece la pena un paseo por toda esa zona, visitar las tiendecitas en las que todo el mundo trata de hablarte en tu idioma natal (aunque a veces llegan a ser muy pesados y hay que huir) y perderse por las calles dando un paseo sin prisa. Por esta zona hay un montón de terrazas muy agradables en las que poder cenar a la luz de las velas, con música griega de fondo y una comida riquísima a precios muy asequibles, con un poco de suerte se puede ver desde allí la Acrópolis iluminada, una vista preciosa.
Desde luego, la joya de Atenas es la Acrópolis, es impresionante tanto la vista desde prácticamente toda la ciudad como una vez que entras en el recinto. Es una pena que se conserve tan poco, tuvo que ser una ciudad enorme e imponente como demuestra la parte que queda en pie. Los teatros, los templos, el partenón... cada parte tiene su encanto y te hace sentir muchos años atrás, parece imposible que aquello se empezase a contruir hace 2500 años y hoy en día podamos pasear por alli y admirar lo que queda de esas construcciones que tanto han sufrido a lo largo del tiempo, de las guerras, saqueos y demás historia que contiene cada una de sus piedras.
Algo me me llamó la atención fueron las Cariátides, preciosas esculturas de mujeres utilizadas como columnas, robustas pero a la vez bellas. Para ver las originales hay que ir al museo del Acrópolis, ya que las que están actualmente en el Erectión son una copia, pero merece la pena verlas.
Tras la visita Acrópolis quedan ganas de ver más esculturas y construcciones, no hay problema porque podemos encontrar ruinas hasta en una calle cualquiera, cualquier excavación en Atenas es susceptible de contener parte del patrimonio sin estar buscándolo siquiera. También podemos ver las Ágoras (antigua y romana), el templo de Zeus, la biblioteca de Adriano etc.. y si queremos uan zona verde para descansar o dar un paseo nada mejor que los Jardines Nacionales.
El cambio de guardia que se realiza en el parlamento (plaza Sysntagma) es digno de ver, sobretodo el del domingo a las 11 de la mañana, es impresionante ver a tantos soldados vestidos de uniforme moviéndose todos al unísono y tan perfecto.
Una zona curiosa de visitar es el barrio de Anafiotika, a los pies del Acrópolis, no tiene nada especial, son un conjunto de calles que recorren la parte baja del Acrópolis y tienen un encanto diferente. Son calles muy estrechas y empinadas por las que un paseo resulta muy agradable, eso si, a pleno sol en un día de agosto no es muy aconsejable.
Por otro lado existen dos montes desde los que las vistas de Atenas son espectaculares, el más famoso es el monte Licabeto, al cual se sube en funicular y, a pesar de que está lleno de gente, es agradable para pasear y ofrece buenas vistas. Pero personalmente creo que las mejores vistas de Atenas se pueden difrutar desde el monte Filopapos (la foto de este post está tomada desde ahí). Este monte quizá está más olvidado en las guías turísticas y por tanto lo visita menos gente, tiene un encanto especial, se respira tranquilidad y sosiego y, por lo menos para mí, tiene las vistas más inolvidables del Acrópolis y de Atenas en general, merece la pena su visita.
No es mi intención dar una clase de historia ni de arte, ni tampoco hacer una guía turística de Atenas, tan solo contar mi experiencia en esta ciudad y citar los lugares que más me han gustado, quizá a alguien le sirva para un futuro viaje, desde luego yo lo recomiendo para una escapada.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

si dios quiere y zapatero, me lo permite volvere a grecia